Lo que no puedas comer no te lo eches en la piel.
Esto decían muchas mujeres mayores. Y es cierto. Hoy en día nos venden cualquier producto cosmético elaborado a base de ingredientes artificiales, químicos y muy muy dañinos, pero la falta de interés y de información hace que esta industria crezca mucho.
Hace unos meses comencé a hacer jabón para casa y hoy os comparto una receta facilísima.
Esta la aprendí de la mano de
Nitdia, una muy buena amiga, en el taller de Cosmética natural que impartió aquí en casa el pasado octubre y organizado por
Muslimah.
Este es un método para hacer jabón sólido en frío.
Usaremos:
1000 gr. de aceite de oliva virgen
131 gr. de sosa caústica
328 gr. de agua
destilada
Un puñadito de flores secas de lavanda
Moldes para jabón (yo reciclo cosas como briks, botes de yogurt, etc.) que sean de plástico o madera forrada en papel.
Espátula de plástico.
Bols grandes de plástico o vídrio.
Batidora.
Báscula.
Guantes.
Gafas protectoras (o de sol).
Mascarilla o pañuelo para tapar boca y nariz.
Vinagre para tener cerca por si hay alguna salpicadura en la piel.
Antes de empezar hay que resaltar que
hay que seguir unas medidas de seguridad estrictas ya que la lejía (sosa más agua) es muy fuerte y puede quemar la piel. Hay que tapar la piel, evitar que entren niños y mascotas cuando hacemos el jabón y tener la zona ventilada ya que la mezcla de lejía la haremos en el exterior o en una ventana para que los vapores que emana durante unos segundos no los respiremos, ya que son muy tóxicos.
Dicho esto, ¡vamos allá!
1. Lavamos bien los moldes y los secamos. Si es el caso, los cortamos y abrimos para dejar preparados.
2. Nos podemos los guantes, las gafas y la mascarilla.
3. En el bol más pequeño pesamos la sosa y reservamos.
4. En el bol mediano pesamos el agua destilada.
5. Salimos al exterior (terraza, balcón o repisa de una ventana) y
echamos la sosa en el agua destilada. Removemos con la espátula hasta que se haya disuelto la sosa y sea el agua transparente.
(Aquí hay que cuidar de no respirar los vapores que emana la mezcla al principio. Esta lejía es muy fuerte y la temperatura que coge al instante es alta por lo que hay que tener mucho cuidado).
6. Mientras dejamos que se enfríe un poco vamos pesando el aceite de oliva en el bol más grande.
7. Tocamos con las manos el recipiente de la lejía para comprobar la temperatura. La dejaremos hasta que se haya enfriado a un poco más de la temperatura corporal (unos 40º). Esto es un poco a
ojimetro. (si, ya sé que no suena muy fiable pero me enseñaron así y hasta ahora no he tenido ningún problema).
8. Una vez listo vertemos la lejía sobre el aceite con un chorro constante pero no de golpe y vamos removiendo con la espátula.
9. En cuanto la hayamos echado toda metemos la batidora hasta el fondo y empezamos a batir sin moverla ni levantarla. Como si hiciéramos mayonesa. Esto ayuda a que no se corte y evita salpicaduras.
10. Cuando veamos que se ha mezclado bien y comienza a espesar podemos mover la batidora batiendo por todo (mucho cuidado con que no salpique).
11. Seguir batiendo hasta conseguir la traza. Esta será cuando se quede la marca en la espátula o cuando con una cuchara dejes caer gotitas y se forme un caminito. (En la foto le faltaba un poco).
12. Una vez lograda la traza echamos flores de lavanda seca y removemos bien.
Ahora es el momento de añadir algún aceite esencial si nos apetece.
13. Con la ayuda de la espátula metemos en los moldes y damos algunos golpecitos para que se asiente la masa.
14. Repartida toda la masa de jabón cerramos y envolvemos en un par de trapos. Dejamos reposar en un sitio cálido porque nos interesa que guarde el calor el mayor tiempo posible.
15. Dejamos entre 24 y 48 h. Lo suficiente para que el jabón se haya endurecido pero aún esté blando para cortarlo.
Pasado este tiempo y comprobado que está en ese punto, desmoldamos y cortamos las pastillas a nuestro gusto. Guardamos en un lugar seco lejos de la luz y ponemos todas las pastillas sobre un cartón, papel de horno o periódico, o tela y tapamos con un trapo de algodón. Damos la vuelta cada 2 o 3 días para que seque bien por ambos lados y dejamos secar 40 días.
Para ver que nuestro jabón está bien y se puede usar con tranquilidad debemos hacer la prueba del ph. Lo suyo es tener las tiras medidoras de ph con las que veremos que número tiene pero
si no las tenemos podemos hacer la prueba de la lengua: ponemos la punta de la lengua en el jabón y si
no hace un efecto "puaj" muy fuerte (entre pellizco y pequeña quemadura-descarga) es que está listo para usarse.
* Las imágenes son de Estela Maris SG. Puedes ver más sobre su trabajo en este link.